La disfunción eréctil (D.E) se define como la incapacidad perdurable o reiterada para lograr la suficiente rigidez del pene, y/o mantenerla el tiempo necesario para conseguir una relación sexual satisfactoria. En este sentido, se aprecia que la D.E puede presentarse de diferentes formas, ya que puede ser una incapacidad total para lograr una erección, una capacidad inconsistente para hacerlo, o una tendencia a tener solamente erecciones breves, y luego se caen, ya sea antes o durante la penetración. Para que se considere D.E la persona debe tener más de tres meses presentando el problema de erecciones. En el pasado la D.E fue llamada incorrectamente como “impotencia”, término muy descalificativo.
En la consulta con el profesional cada persona tiene su forma particular de expresar su padecimiento, y están desde lo que simplemente dicen “tengo disfunción eréctil” o “tengo impotencia” como aquellos que manifiestan expresiones populares como: “lo siento flojo”, “ya no se levanta como antes”, “ha perdido la fuerza”, “arranca bien pero luego se cae”, “me entra como nervios y no arranca”, “me entra como un miedo y no responde”, “se me van los deseos” …
Indistintamente de la forma como las personas lo expresan, es un enorme problema que están enfrentando, ya que la sexualidad para el hombre representa un área de dominio, que, al ser afectada, le genera mucho malestar emocional, y repercute con el adecuado desenvolvimiento en su vida. Es por ello, que esta situación genera vergüenza, rabia, tristeza, depresión y muchas veces motivo de conflictos o separaciones en las parejas.
Estadísticas
La D.E es un problema de salud de alta prevalencia entre los hombres mayores de 40 años, con tendencia a ser más alta según la década. Entre los 40 a los 60 años la prevalencia es entre un 20%-30%, y entre los 60 y 70 años la prevalencia es entre el 30-60%, mientras que para los mayores de 70 años un 75%. Sin embargo, también se observa en personas menores de 40 años, afectándolos en un 8 % aproximadamente.
La D.E tiene una importante repercusión en la calidad de vida del hombre afectado, así como en la de su pareja. La valoración de las disfunciones sexuales del varón en la sociedad occidental, y quizá de forma especial en el medio urbano, ha aumentado de forma espectacular en los últimos años.
Todos los hombres pueden tener problemas para alcanzar la erección en algún momento de sus vidas, especialmente cuando están cansados, sufren estrés, preocupaciones o están bajo los efectos del alcohol o padecen una enfermedad grave.
Causas de Disfunción Eréctil
La disfunción eréctil (DE) puede deberse tanto a problemas orgánicos, psicógenos o mixtos. Se entienden como causas orgánicas, cuando el problema de origen está en el sistema del órgano, (ya sea en anatomía, en sus arterias, venas, hormonas o nervios). Las causas psicógenas (también llamadas funcionales) obedecen a problemas emocionales (miedo, culpa, vergüenza, experiencias traumáticas, etc.) que alteran los mecanismos excitatorios a nivel central inhibiéndolos, un buen ejemplo es la ansiedad. Evidentemente las causas mixtas, tienen elementos orgánicos y psicógenos.
Aproximadamente el 40 % de los casos de disfunción eréctil se deben a causas orgánicas, un 30 % a causas psicógenas y un 30 % a etiología mixta.
Causas Orgánicas
- Neurogénica: Esclerosis múltiple, neuropatía autonómica (diabetes mellitus y alcoholismo), enfermedad de Guillain Barré, epilepsia, enfermedad cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer, trauma cerebral, daño infeccioso, inmunológico, traumático o tumoral de la médula espinal, trauma pélvico o perineal, cirugía pélvica o perineal.
- Endocrinológica: Diabetes mellitus, hipogonadismo, hiperprolactinemia, hiperlipoproteinemias, acromegalia, hipotiroidismo, hipertiroidismo, hipercortisolismo endógeno e insuficiencia suprarrenal.
- Vasculogénica: Puede ser arterial y/o cavernosa. Arterial: Aterosclerosis, HTA, enfermedad vascular periférica, cardiopatía isquémica, diabetes mellitus, hiperlipoproteinemias, cirugía aortoilíaca, radioterapia por adenocarcinoma de próstata, trauma pélvico o perineal, cirugía pélvica o perineal, tabaquismo, síndrome de Leriche. Cavernosa: Disfunción veno-oclusiva por numerosos vasos salientes del cuerpo cavernoso (venas ectópicas), canales venosos agrandados por distorsión de la túnica albugínea (enfermedad de Peyronie, diabetes mellitus, envejecimiento, fractura de pene); incapacidad del músculo liso cavernoso de relajarse por fibrosis, degeneración o disfunción de las uniones gap; cambios funcionales de las células musculares lisas del cuerpo cavernoso (alteración de neurotransmisores o sus receptores, repercusión psicológica); comunicación anormal entre el cuerpo cavernoso y el esponjoso o el glande (congénito, traumático o luego de un puente por priapismo).
- Inducida por drogas o sustancias: Alcohol, cigarrillo, tabaco, marihuana, cocaína, opiáceos, anfetaminas, cannabis, ácido lisérgico. Beta bloqueadores, diuréticos tiazídicos, espironolactona, antagonistas del calcio, metildopa, clonidina, reserpina, guanetidina, hidralazina, a bloqueadores, digoxina, amiodarona, disopiramida, propofenona, flecainida. Estrógenos, progesterona, antiandrógenos, análogos de la GnRH, antagonistas de las gonadotropinas, finesterida, ketoconazol, fluconazol, itraconazol, flutamida, corticoesteroides. Tranquilizantes mayores (no trazodona no clorpromazina), agentes ansiolíticos, barbitúricos, inhibidores de la MAO, antidepresivos tricíclicos, antipsicóticos, anorexígenos. Broncodilatadores, antagonistas del receptor de histamina (H1, H2), efedrina, pseudoefedrina, clorfibrato, etofibrato, metoclopramida, atropina, belladona, bromuro de propantelina, alopurinol, compuestos neurotóxicos: metales pesados como plomo, arsénico, talio, mercurio, oro, drogas como la nitrofurantoína, convulsín, vincristina, isoniazida, hidroxiquinolonas halogenadas, cloramfenicol, disulfiram, piridoxina, vacor, cisplatina y compuestos orgánicos como alcohol metílico, N-hexano, acrilamida, triortocresil fosfato, metilbutilcetona, carbón disulfato, ácido diclorofenoxiacético.
- Otras causas: prostatitis, uretritis, insuficiencia renal crónica, insuficiencia hepática, esclerodermia, SIDA, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedades sistémicas debilitantes, intoxicaciones exógenas.
Causas Psicógenas o funcionales
Los factores emocionales que afectan a la vida sexual incluyen tanto problemas interpersonales (como problemas de pareja o falta de confianza y comunicación) como psicológicos del individuo (baja autoestima, miedos y culpa, traumas, entre otras). Una crianza con una educación sexual muy moralista y castrante pudiera ser la primera explicación para que una persona tenga un problema eréctil, así como también creencias religiosas muy rígidas. Las experiencias sexuales traumáticas previas, ya sean en la infancia o en la etapa adulta pueden marcar a la persona para siempre y generar un trastorno sexual. Haber sido degradado verbalmente por una amiga o trabajadora sexual. Rasgos de personalidad muy acentuados como el obsesivo, depresivo, TOC o ansiosos también pueden estar relacionados con dificultades en la erección. Problemas económicos, laborales, familiares, también pudieran incidir. Creencia que se tiene un pene muy pequeño, historia previa de eyaculación precoz, historia previa de infidelidad, pareja que padezca de vaginismo o problemas de orgasmos. También es frecuente que sean reflejo de dificultades de relación interpersonal o de un intenso estado de estrés.
Situación emocional del hombre que padece D.E
En ocasiones el hombre cuando comienza a presentar dificultades para la erección no suele hablar con su pareja lo que está sucediendo por considerar inaceptable que él no tenga erecciones (etapa de no aceptación), por creer que ella no le entenderá, que ella le recrimine, que ella se separe de él. Todos estos pensamientos con alta demanda Evidentemente suelen ocurrir cuando no hay suficientes habilidades de comunicación en la pareja.
Son muchos los hombres que piensan que pueden superar el problema por sí sólo, y comienzan a automedicarse, pasar tiempo en internet a “investigar” y hasta consultar con personas cercanas de confianza relatando una historia que supuestamente le sucede a un “amigo”. Son pocas las personas que con franqueza admiten tener el problema y buscan la ayuda a tiempo. Hay otros hombres que piensan que con el tiempo se curará solo el padecimiento, y en realidad se dan cuenta que no es así. Lo cierto es que esta situación genera desconfianza en si mimos, baja autoestima, vergüenza, rabia, tristeza, depresión y muchas veces a la larga es motivo de conflictos o separaciones en las parejas.
La única forma de superar el problema es buscando la ayuda especializada y con el profesional adecuado.
Tratamiento Disfunción Eréctil
Una vez que la persona acuda a su médico de confianza, éste debe hacer un análisis en base a los elementos encontrados y dar con el diagnóstico presuntivo, determinando la posible causa o etiología de la disfunción eréctil. Solo la causa de esta nos dirá que camino seguir en el tratamiento, pues no es lo mismo tratar una disfunción eréctil de tipo orgánica a una de tipo psicógena.
Erróneamente muchos profesionales de la salud tratan la disfunción eréctil de una manera genérica, sin importar el raciocinio clínico e indican el único método que se saben o les conviene: inyecciones intracavernosas u ondas de choques de baja intensidad, como si hubiese un “tratamiento único”, siendo perjudicado el paciente que de manera bien intencionada acude a dicho profesional.
A continuación, se enumeran de forma muy general las consideraciones a tomar en cuenta en el tratamiento de la disfunción eréctil.
- Cambiar los hábitos de vida que afectan a la salud del endotelio vascular: dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol, drogas y de grasas, hacer algo de ejercicio. Alimentación balanceada.
- Aprender a relajarse. Una vida llena de preocupaciones y estrés no favorece para nada las erecciones, ni la vida sexual en general.
- Cambiar las ideas erradas que exigen a la sexualidad: No hacerse que lo puede resolver todo en la cama con una buena erección. La erección no lo es todo.
- Mejorar las habilidades de comunicación con la pareja.
- Cambiar o reducir los medicamentos que puedan estar provocando DE, como algunos antidepresivos, diuréticos y betabloqueantes. Obviamente esto debe ser consultado con el médico que le ha prescrito estos fármacos.
- Mantener estables y bajo tratamiento las comorbilidades: HTA, Diabetes, etc.
- Psicoterapia sexual. Independientemente de la causa de la DE, se recomienda para todos los pacientes alguna forma de terapia sexual, conductual, sexual o de combinación, generalmente asistidos por su pareja, sea ésta hombre o mujer.
- Vasoactivos Orales: tales como Sildenafil, Taladafil o Vardenafil, según sea el caso.
- Terapia de ondas de choques de baja intensidad, según evaluación previa
- Inyecciones intracavernosas. Consiste en inyectar medicamentos en el tejido eréctil para relajar los músculos lisos del pene y permitir que pueda tener lugar la erección. Está indicada sólo en algunos casos de DE.
- Dispositivos de aspiración (vacío). Colocación del pene en un cilindro plástico hermético, donde se crea a continuación un vacío, lo cual causa que la sangre fluya hacía el pene. Después se asegura una banda alrededor de la base del pene para retener la erección, y el cilindro se retira. La falta de espontaneidad de este método es el inconveniente principal.
- Implantes peneanos. Tres tipos de implantes se emplean actualmente para el tratamiento de la impotencia; todos ellos deben implantarse quirúrgicamente.
- Cirugía vascular. Para los hombres cuya impotencia sea causada por problemas de las arterias o las venas del pene, la cirugía vascular puede ser una opción. Se practican dos tipos de operaciones.
Con toda esta gama de opciones de tratamiento podemos concluir que la disfunción eréctil, es una enfermedad que si puede tratarse exitosamente.
Prevención de la Disfunción eréctil
La prevención de la disfunción eréctil está orientada a evitar, en la medida de lo posible, los factores de riesgo modificables que contribuyen a su aparición. Aunque las posibilidades de padecer de la disfunción eréctil se incrementan con la edad, la disfunción eréctil no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Sin embargo, existen una serie de enfermedades y de hábitos nocivos, como el tabaquismo y el alcoholismo, que predisponen a padecer este problema.
Se puede, por tanto, prevenir la aparición de disfunción eréctil adoptando unos hábitos de vida saludables desde la juventud, o modificando los que sean incorrectos. Algunas medidas que se pueden tomar son:
- Dejar de fumar: Numerosos estudios han relacionado la disfunción eréctil con el tabaquismo. El tabaco dificulta la circulación sanguínea, por lo que el pene recibe un riego menor. El tabaco tiene la capacidad de alterar la síntesis del óxido nítrico (NO), una molécula que tiene la función de dilatar las células musculares de las venas, facilitando el riego sanguíneo e incrementando la oxigenación de los tejidos, lo que favorece la erección. Los efectos nocivos del tabaco pueden mantenerse tras abandonar el hábito, pero los estudios realizados señalan que los adultos jóvenes que dejan de fumar disminuyen el riesgo de padecer de la disfunción eréctil en el futuro.
- No abusar del alcohol: Si se trata de un abuso ocasional, los efectos inmediatos derivados de la ingesta excesiva de alcohol se traducen en que la sensación de excitación que siente el bebedor no se acompaña de la rigidez peneana habitual, es decir, que la rigidez es menor que cuando no consume alcohol. En el caso de alcoholismo crónico, la disfunción eréctil está directamente relacionada con el tiempo, la frecuencia y la cantidad de alcohol ingerido por el paciente. En determinados casos, el alcoholismo puede provocar una de la disfunción eréctil permanente que no remita ni aún después de dejar la adicción, por eso es de vital importancia eliminar o reducir al mínimo el consumo de alcohol cuanto antes.
- Realizar ejercicio: Como en tantas otras afecciones, el sedentarismo es un importante factor de riesgo para desarrollar disfunción eréctil. El ejercicio físico practicado regularmente (como mínimo 3 ó 4 veces a la semana durante al menos 30 minutos) tiene numerosos beneficios, disminuye las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, al reducir el colesterol malo y favorecer la circulación sanguínea. Dada la estrecha relación que existe entre los trastornos cardiovasculares y la de la disfunción eréctil, prevenir este tipo de dolencias (cardiopatías, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, arteriosclerosis), supone una protección adicional contra la disfunción sexual.
- Controlar el peso: El exceso de peso y la obesidad están relacionados con desórdenes metabólicos que pueden desembocar en diabetes mellitus, una enfermedad fuertemente asociada con la disfunción eréctil. Por lo tanto, es necesario seguir una dieta sana y equilibrada combinada con la práctica de ejercicio recomendada en el punto anterior, para evitar el exceso de peso y sus consecuencias indeseadas.
- Descansar: La falta de horas de sueño, el estrés y una actividad excesiva, pueden bajar el deseo sexual y llegar a causar disfunción eréctil. Buscar tener más horas de descanso efectivas es vital para hacer remontar tu deseo.
- No automedicarse: Determinados medicamentos pueden ocasionar la disfunción eréctil. Nunca debe tomar medicamentos sin control médico.
- Tratar la ansiedad y la depresión: La disfunción eréctil puede estar originada por trastornos afectivos, traumas, problemas de pareja… que es necesario diagnosticar y tratar adecuadamente. Una vez eliminada la causa se eliminan también sus consecuencias.
- Consultar al médico: Si se padece un episodio de disfunción eréctil aislado no suele ser preocupante, pero si la situación se repite es preciso acudir al médico porque el diagnóstico precoz facilita el tratamiento de la afección. No se deben adquirir medicamentos sin prescripción médica para tratar la disfunción eréctil. Esta práctica puede resultar muy peligrosa para la salud.
- Empezar cuanto antes: Adoptar unos hábitos de vida saludables, evitando los factores de riesgo que predisponen a padecer disfunción eréctil, resultará más efectivo cuanto antes se introduzcan los cambios.
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